Sensus 2050

Estás en Bogotá, son las 3 de la tarde de un día de abril de 2021. El cielo está despejado y sientes los rayos del sol caer directamente sobre la piel de tu rostro y de tus manos. Es una avenida rodeada de árboles, con ramas que se balancean con el viento, algunas hojas secas caen sobre tu cabeza. En el resto del cuerpo solo percibes el calor y la humedad… Caminas junto a seis de tus amigos más cercanos: Javier, Claudia, Simón, Carla, Juan y Ana.

Junto a otras casi 800 personas, se han tomado una de las avenidas principales de la ciudad en una manifestación pacífica. Percibes el olor de tu propio sudor y del sudor de los cuerpos que están cerca de ti, una mezcla de agua con sal. Sientes los aromas artificiales que emergen de los cuerpos: cremas, bloqueadores, desodorantes que difuminan el olor del sudor, perfumes con esencia de fruta fresca, flores o cortezas de árboles, algunos pasan desapercibidos y otros impregnan tus fosas nasales. Tienes la boca un poco seca. Alcanzas a percibir el olor a gasolina por el humo de los carros de la ciudad. Escuchas conversaciones, cantos, el movimiento de los carteles, de las banderas ondeadas por el viento, de los tambores, vuvuzelas, silbatos y gaitas. A lo lejos escuchas las bocinas de los carros pitando en apoyo a la manifestación o con furia en desacuerdo. Algunos vendedores ofrecen empanadas, chicharrones, cerveza, paquetes de papas, gaseosa o agua. Tu respiración está algo agitada, ¡has estado caminando casi una hora!

De vez en cuando algunos cuerpos chocan contigo; debes ir con cuidado. En tu mano derecha tienes un bastón guía que, aunque debería estar hecho a tu medida, se queda un poco corto, pues es un bastón estándar de los más baratos. Un bastón a tu medida sería mucho más caro. En la parte superior tiene un mango rígido que te ha sacado algunas ampollas en los dedos; después, un cuerpo en aluminio que termina en una punta, con un rodachín desgastado que gira de lado a lado tocando el suelo. Percibes los baches altos y bajos (o al menos los que te permite este bastón pequeño), y algunos obstáculos como bolardos, postes, señales o alcantarillas sin tapa que se atraviesan en tu camino. Cada tanto, encuentras huecos con agua estancada de varios días y residuos en descomposición, incluso excrementos, escombros o fragmentos de calles sin pavimentar. También vuvuzelas que perdieron a su dueño en la manifestación.

Aunque te sientes muy agotado, también te alegra estar en una manifestación con tus amigos, que con coraje crearon un colectivo de cuerpos diversos y rebeldes. Era necesario enfrentar al capacitismo y defender sus derechos. Notas cómo algunas personas se sorprenden, se preocupan o se maravillan. Percibes las miradas y los comentarios de asombro. En esta época es poco usual que personas con discapacidad participen de las marchas.